En el siglo XX, la arquitectura técnica en España experimentó una evolución significativa. Se amplió su ámbito de estudio para incluir aspectos más amplios de la gestión de proyectos, regulaciones urbanísticas, normativas de seguridad y sostenibilidad. La profesión de arquitecto técnico, también conocido como aparejador o ingeniero de edificación, adquirió un papel fundamental en la ejecución y supervisión de obras, así como en la coordinación entre los diferentes agentes implicados en el proceso constructivo.
En años recientes, la arquitectura técnica ha seguido adaptándose a los avances tecnológicos y a las nuevas demandas del sector de la construcción, incorporando herramientas digitales, sistemas de información geográfica, técnicas de diseño asistido por ordenador (CAD) y programas de gestión de proyectos para mejorar la eficiencia y la calidad en la edificación.
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